Ante semejante pregunta mi mente sólo encontró una respuesta: porque estaba de novia. Fue mi primer relación y no lo supe manejar. No logré equilibrar mi vida con la suya, de mantenerme al margen en ciertas cosas y meterme profundamente en otras. Perdí el contacto conmigo misma, las cosas que me dan placer y mis amistades. Pero debo admitir que, a pesar de todos los altibajos de la relación, estaba lo suficientemente satisfecha con mi vida como para no tener la necesidad de escribir mis sentimientos. O quizás no encontré la forma de ponerlos en palabras, aún dentro de mi propia mente. Los veía insignificantes y poco originales como para redactarlos. Todo me resultaba un "cliché", todo ya estaba escrito. Supongo que ahí es donde aparece la magia del escritor, no se trata solamente de haber tenido un trauma emocional o narrar experiencias inimaginables, sino también de observar una cosa obvia y cotidiana y convertirla en algo único.
No hay comentarios:
Publicar un comentario