Puede sonar muy romántico o anticuado, pero si hay algo que me molesta de los chicos y chicas de mi generación es el malgasto de palabras fuertes como "amar" u "odiar". Yo no odio a nadie y no veo motivos para hacerlo. Y nunca tuve la suerte de amar, a excepción de a mi familia y a mis más íntimos amigos.
Lo más ridículo de todo esto es que la gente, no sólo que no mide la gravedad de lo que dice, sino que tampoco lo siente. O sea, es una generación de mentirosos. Las chicas dicen 'te amo' a chicas que acaban de conocer y les cayeron bien. Los chicos, a chicas con las que compartieron; o quieren compartir; algún acto físico de cariño. Los adolescentes les dicen 'te odio' a sus madres cuando nunca sintieron aprecio mayor al que sienten por ellas. Las mejores amigas se dicen 'te odio' entre ellas sin sentido alguno.
Y bueno, la vida no es una película romántica del siglo XIX.
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